miércoles, 11 de octubre de 2017

Carta número 6. Estimada Yaya

Yaya:


Posiblemente esta sea la carta más difícil que tendré que escribir nunca. El texto más difícil de escribir. Las palabras más dolorosas que jamás diré.


Hace ya mes y medio que no estas. Y esto es tan difícil sin ti. Todos te echamos tanto de menos.
Eres la luz más brillante, cálida y perfecta que puede existir.

Nunca te voy a olvidar yaya. Porque me niego a pensarte en pasado. Me niego a dejarte ir.

Se que no quieres que este triste por ti, porque tu siempre has querido lo mejor para todo el mundo, aunque eso implique que tu pierdas lo que más quieras en este mundo.


Los últimos meses se que sufriste mucho, y que finalmente, después de 94 años, te rendiste, porque no podías más. Y eso nunca te lo echaré en cara, porque lo hiciste por nosotros. Viste lo desolados que estábamos viéndote pasarlo mal, sufriendo. Y decidiste dejar de sufrir.


Pero siempre, leeme bien, siempre vas a estar conmigo. Vaya donde vaya, nunca dejaré de pensarte.

Nunca olvidaré todos los momentos que pasé contigo, porque me hacías feliz. Nos hacías tan feliz, nos hacías sentirnos las personas más increíbles del mundo, las más especiales.


Debo admitirte, que esto no es fácil, que vivir sin ti no es vivir. Supongo que algún día lo superaré, y volveré a ser feliz, como antes. Pero primero necesitaba escribirte esta carta, decirte lo muchísimo que te quiero una vez más y pedirte una vez más que lo siento, no haber podido estar ahí en tus últimos días.



Te quiero yaya, no lo olvides nunca, por favor.


Tu nieta, Andrea

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