martes, 28 de junio de 2016

24 de Marzo 2016

Un día llegan y te hacen la pregunta más difícil del mundo. “¿Eres feliz?”
Y ¿que vas a decir? Si, claro, como no voy a ser feliz.
Pero luego llegas a casa, te tumbas en la cama y le empiezas a dar vueltas a la cabeza. ¿Realmente soy feliz? ¿Lo que hago me hace feliz? ¿Mi forma de vivir me hace feliz?
Le das vueltas a las cosas, estoy a mitad de una carrera con un buen expediente académico, tengo un grupo de amigos que conservo desde hace años, las cosas con mi familia están bien, pero… ¿me hace eso feliz?
Después de pensarlo mucho, nada en este último año me ha hecho feliz. Las cosas en casa estaban bien unos días pero luego volvían a estar mal, nunca podíamos estar todos bien con todos. En la universidad, si el primer año de carrera te planteas dejarlo seriamente, en segundo también, ¿por qué seguir? No lo se, pero aquí estoy, a dos semanas de los exámenes finales de culo y contra el viento. ¿y mis amigos? De ellos mejor no hablar, las únicas personas en las que confío están demasiado lejos, y se que no las voy a poder volver a ver.
Perdí a alguien que entró en mi vida tan rápido como se fue, pero que sigue visitándome en sueños cuando creo que ya le he olvidado, haciéndome volver a pensar en el.

Nada en este último año ha salido bien, la gente que me importaba se ha ido, las cosas que me hacían feliz ya no lo hacen, las personas que me hacían sonreír ahora solo me hacen estar mal.
En estos últimos dos meses, las ansiedad ha vuelto y con más fuerza que nunca.
Lo único bueno que ha pasado en estos meses, es que me han dado la oportunidad de desaparecer e intentar no volver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario